13 de marzo de 2011

Del amor y otras patochadas.

Sí, creo que hoy es el día, el día en que he decidido desentenderme de todo aquello que tenga que ver con el sentimiento de aquello que los mortales llamamos amor.

Después de mirar a mi alrededor y reflexionar un poco, he llegado a la conclusión de que es una verdadera mierda, una patochada sobre la que no merece la pena perder ni una mísera milésima de segundo pensando en el momento que cupido te hará su nueva e inútil víctima.

Siempre se ha soñado, se sueña y me temo que se seguirá soñando con que existe el amor verdadero, puro y eterno aunque cada vez más pienso que no parece ser más que otro de los inventos del maligno o de una de tantas cadenas comerciales.Puede que hoy esté sensible, que lo estoy, pero las cosas que de último me rodean no me dan más que ganas de vomitar.

Gente hipócrita y mentirosa, que dice sí quiero ante su dios religioso jurando amor y fidelidad eterna para al día siguiente, engañar a su mujer/marido con el/la primero/a que pasa y le come un poco la oreja.
O mismamente, gente que convive bajo el mismo techo felices y enamorados y que van sumando los días que llevan juntos creyendo que cuánto más alto sea ese número, mayor son sus sentimientos hacia el otro. Pero al fin y al cabo, sea el día 2, sea el día 1264, lo mismo apesta engañar a una pareja. Éramos novios, hasta que se me calentó la bragueta y preferí cambiarte por la primera persona que me crucé por la calle.

Y aunque ninguno de los dos caiga ante la tentación de la lujuria, parece que hay una especie de maldición que se nos escapa de las manos, que hace que todo se vaya a la mierda, incluso en aquellos que realmente se merecen lo que tienen. Aquellos que son felices pero no pueden verse, aquellos que se quieren pero no pueden estar juntos por razones ajenas, aquellos tan decepcionados con la vida que dejan pasar a quien probablemente pudiera ser alguien especial porque tienen la sensación de que esto siempre nos lleva al mismo punto. Y luego, luego están aquellos que se dedican a coleccionar nombres ajenos como si de una serie de cromos se tratara, y cuando se cansan de ellos los tiran, sí, ese, el amor (si es que se puede llamar así) de usar hoy y tirar mañana.

Así que sí, creo que hoy he decidido que no merece la pena, que no volveré a enamorarme otra vez, que estoy mejor así, que con ver la mierda que nos rodea tengo suficiente y no me hace falta ponerme a mí misma en el centro de la diana.

Ahora toca vaciar, plastificar, amordazar y ahogar a mi corazón porque creo que en estos tiempos sirve más bien poco tener uno de estos. Y como en esta vida hay que elegir, cosa que me recordaron hace poco, he decidido que este es el momento adecuado para empezar a realizar todo esto. El problema, porque siempre tiene que haber un pero para todo, es que el corazón no es algo que se pueda manejar cual máquina de última tecnología. El corazón es algo libre y arbitrario que se escapa al control de la razón, así que si un día me cruzo con alguien que consiga atravesar todas estas medidas de seguridad, no me quedará más remedio que convertirme de nuevo en una muñeca de trapo noña y manejable.
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*Te quiero mucho pequeña, aquí para todo. Recuérdalo
*Tú, recupérate pronto, que necesito que me saques una sonrisa como haces todos los fines de semana.